UNA PERSONA, UNA JOYA.

Os hemos contado en más de una ocasión nuestros trabajos a medida que atienden a encargos que clientas especiales nos confían. Esta vez queremos hablaros de un auto encargo, ya que ha salido de nosotros pensar y diseñar una pieza para ella y realizarla con todo nuestro cariño. Tenemos nuestro club de fans particular, porque no es una sino muchas las mujeres que nos llevan con orgullo allá donde van, son nuestro bien más preciado porque en ellas lucimos mucho más. Y entre este club de fans hay una persona que llega a esa edad que para las mujeres es tan crítica, los dichosos 40! Aunque estemos estupendas y en la mayor parte de las ocasiones nos sintamos en la mejor etapa de nuestra vida siempre queda el sentimiento de añoranza de lo joven que fuimos o ese momento de reflexión de, ahora qué… Y por llegar a ese punto decisivo y ser una de nuestra mejores embajadoras decidimos que era el momento de hacer una pieza especialmente para ella.

Ella es Macarena y ya en alguna ocasión nos había pedido una joyita que pudiera llevar siempre, algo que no compitiera con el resto de nuestras piezas, que pudiera combinar y que fuese todo terreno. Y bien, pensando en ella, en sus gustos y necesidades nos pusimos a trabajar.
Ella es agua, porque la rodea en su día a día, ella es viento porque vuela incesante persiguiendo sueños y es constancia porque trabaja sin descanso para superar sus retos. Sentando estos tres pilares como base para su diseño, empezamos a trazar la idea de una pieza que tuviera implícito los conceptos de  naturaleza, energía y compromiso.

Tras algunos bocetos y pruebas teníamos claro que su joya debía incorporar una piedra preciosa como protagonista que reflejara su personalidad transparente, una Aguamarina fue la elegida, no había mucha duda ya que su vínculo con el mar es inevitable siendo de una ciudad como Ceuta rodeada en casi sus cuatro costados por mar, además de los significados que se le atribuyen a esta piedra como energía o protección que le iban perfectos para darle ese carácter de amuleto inseparable que queríamos para su pieza.

En cuanto a la forma, jugamos con varias ideas pero siempre volvía a nosotros la idea de infinito, la capacidad de energía inagotable de la naturaleza que vemos tan presente en ella, de ahí que aunque desdibujada la pieza parece atrapar la piedra de aguamarina en un símbolo de infinito con tres garras de sujeción que se corresponden a los tres pilares que para nosotros la definen.

Por último, para la elección del metal no hubo muchas dudas, el oro amarillo estaba en primer lugar. Debía de ser un metal noble para que la pieza pudiera aguantar todo tipo de uso tal y como ella quería y aunque solemos ver esta piedra asociada al oro blanco o platino a nosotros combinada con oro amarillo nos rechifla y sobre su tonalidad de piel morena estábamos convencidos de que era la mejor elección. Y como ya estábamos en oro amarillo de 18k con aguamarina optamos por un acabado discreto, algo con textura como la vida, la textura que una lleva encima cuando cumple 40 años y ha vivido tanto! Pero aún nos quedan mínimo otros 40 para pulirnos y para entonces la pieza con el uso lo habrá echo. La idea de que juntas se terminen de afinar y brillen más y mejor con el paso de los años.

Todo esto y más son los detalle que hay detrás de un colgantito minúsculo que igual no cuenta nada para el que lo ve de lejos pero para nosotros que lo hemos hecho y para ella que lo luce sabemos que cuenta mucho más. Trabajar para alguien supone un reto, sea quien sea, y en ocasiones cuando conoces tan bien a ese alguien lo que a priori parece fácil se va convirtiendo en algo sumamente complejo porque sabes demasiado, porque quieres demasiado y ansias gritarlo todo a los cuatro vientos. Pero la experiencia nos ha enseñado a sintetizar, a quedarnos con la esencia de las cosas y a dar la razón a ese dicho tan sabio de “menos es más”.

 
Dedicado a mi hermana del alma.